Es necesario que a los hijos o a los alumnos se los haga responsables enseñándoles a cumplir encargos a su medida: deberes del colegio, cuidado del material, cuidado de las instalaciones y de su propia ropa, su habitación y su mascota.
También se debe desarrollar responsabilidad en sus decisiones y asumir las consecuencias. Todo acto tiene consecuencia. Es imprescindible estar muy pendientes de ellos para ayudarles a superar las dificultades, terminar los trabajos. Esto se logra durante muchos años, labrando su personalidad cada día. Reforzando los pequeños logros, animándoles, sugiriéndoles, ayudándolos a ser autónomos, apoyándolos cuando sufren consecuencias de errores, haciéndoles fuertes ante el fracaso, para que puedan volver a empezar y cumplir sus metas.
Es muy importante el elogio para los hijos y para los alumnos, porque así se consigue personas seguras de si mismas. La seguridad personal es fundamental en la vida para poder dirigir y mantener una responsabilidad.
Elogiar cada día al menos una cosa bien hecha a cada hijo da muy buenos resultados, y no se trata de decir algo falso si no, de infundirles seguridad y confianza en si mismos. Marcarles metas fáciles y concretas para cumplir.
La falta de estabilidad emocional de los progenitores trasciende a la familia, por eso es bueno examinarse y preguntarse ¿Qué estoy transmitiendo a mis hijos, a mis alumnos o a mis pacientes?
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