La amistad

La facilidad para hacer amigos es un gran don de Dios. Si no socializamos, no podremos ser felices. Sin el apoyo de los demás, corremos el riesgo de sentirnos solos y de alimentar un resentimiento o rencor contra el mundo.

Cuando las personas acuden a una cita con psicólogo o psiquiatra, tienen tres tipos de problemas: afectivos-sexuales, laborales y sociales. La gran mayoría de gente que se siente desdichada es la que no tiene armonía con los demás, no tienen verdaderos amigos.



No se debe buscar amistades desde el punto de vista utilitario, me relaciono con estas personas porque su prestigio me puede ser útil, nos cobijamos bajo una gloria refleja. Esta actitud es egoísta e indigna. La gente que utiliza a los amigos y si no le conviene los descarta, termina por perder toda amistad.

Cuando las personas se dan cuenta de que son utilizadas, desconfían de los otros y entonces se consiguen solamente amistades superficiales. En el mundo diplomático es frecuente tener encantadoras amistades que no perduran en el tiempo.

Una persona poco sociable, se convierte en un tremendo juez de sus semejantes. Es demasiado selectiva. Estos deben pertenecer a determinado nivel cultural, social o con una cierta conducta. 

El secreto de la amistad es que hay que aprender a querer, a aceptar a los amigos por lo que son, sin tener en cuenta defectos y debilidades.



Debemos aprender a observar por la calle que las personas son distintas, unos son gordos, otros flacos, otros miopes con lentes, otros con el rostro fruncido, porque han perdido el empleo o sus clientes y otros con un rostro feliz por un aumento de sueldo o porque están enamorados.

Hay que aceptarse como uno es para aceptar también a los demás. Hay que arreglarse y destacar lo que Dios nos ha dado.

Cultivar la alegría como virtud, y tener la buena costumbre de sonreír es muy útil en la amistad. Las dificultades y desengaños suelen surgir a lo largo de la vida, pero si se los trata como tropiezos inevitables y tenemos fe y confianza en Dios, sonreiremos igual.

La cultura, es fuente de alegría y nos debemos interesar por los temas de actualidad, la música, la política, la literatura y así no nos será difícil relacionarnos con cualquier persona.

Si se mantiene un interés real y constante por el otro, podremos como dice "El Principito" crear lazos de simpatía.

Tener amigos, es adoptar un interés por la vida y por la gente. Hay una tendencia de los individuos a encerrarse en un círculo estrecho, asimilando los prejuicios de quienes le rodean y poniendo una barrera entre él y la mayoría existente.

Hay que abrirse a nuevas amistades, y esto requiere un aprendizaje. Aprendamos a conocer a nuestro pequeño país, el folclor, las tradiciones, exposiciones de libros, conciertos. Compartir con aquellos personajes de todos los días es un gran ejercicio para el desarrollo de las amistades, el peluquero, el señor del periódico, la vecina de la tienda. La mayoría de la gente responde con cordialidad a las insinuaciones amistosas, todas enriquecen nuestra mente y nuestra personalidad.



La búsqueda de amigos es una aventura llena de emociones. La amistad se presenta cuando menos la esperamos. Se encarna con gente que nunca hubiéramos conocido si permanecemos cerrados en nosotros mismos.

Cantemos todos: Yo quiero tener un millón de amigos

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