El mito de Pigmalión y el deseo de ser apreciados

Pigmalión, Rey de Chipre buscó por largo tiempo la mujer perfecta para casarse. En vista de que no la encontró, se dedicó a tallar esculturas. Se enamoró de una de ellas, Galatea. Pigmalión soñó que la escultura cobraba vida por intervención de Afrodita. Al despertar, Pigmalión se encontró con Afrodita, quien, conmovida por el deseo del rey, le dijo "mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que has buscado. Ámala y defiéndela del mal". Y así fue como Galatea se convirtió en humana.



Todos los seres humanos y especialmente niños y adolescentes, necesitan estímulo y cariño, que se los mire a los ojos, que se les trate con sus apelativos familiares, darles un abrazo y luego descubrir lo mejor de ellos. Expresarles el cariño y que se los valora de verdad. Cuando un maestro o un padre de familia actúa con sinceridad, se puede desarrollar en su hijo o alumno una mayor capacidad y mejores relaciones humanas.

Los maestros deben tener esperanza real de la mejora de sus alumnos, teniendo en cuenta por supuesto sus deficiencias y dificultades. Necesitan una palabra de afecto, de estímulo. Tanto en clase como en el entorno familiar. Así son capaces de luchar más, de trabajar mejor. Una de las frases más valiosas que se han escrito en este sentido es la de Robert MacNamara, ex secretario de los Estados Unidos. "Los cerebros como los corazones van donde los aprecian".

Otro autor contemporáneo hablaba de "Ahogar el mal con abundancia de bien", es decir valorar a los alumnos como son, con sus cualidades, inclinaciones, sus mejores talentos y también aceptar sus limitaciones.

Con esta visión y acción positivas, puede mejorar su capacidad de comprensión, mover mejor su voluntad. Ser querido, valorado, que se confie en ellos, alabar lo bien que ha trabajado, lo útil que es en su grupo, la capacidad de desarrollo futuro, ayudará a ser un ser una persona segura, realista y positiva.

Copio las palabras de un autor contemporáneo: Para cuidar en la familia, en la escuela y en el entorno social "El principio más profundo del carácter humano es el anhelo de ser apreciado."

Y así como Galatea de Pigmalión, el niño o el adolescente puede tener una mejor vida.

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