Educar con ideales

Cuando los estudiantes, tienen que elegir una carrera, viene la siguiente reflexión: "Elijo una carrera una carrera que me guste aunque sea difícil o elijo algo que no exija mayor dificultad y que sea fácilmente lucrativo". El mundo necesita personas con grandes ideales, con metas altas, por supuesto no demasiado ambiciosas, pero sí exigentes. Ser realista no está reñido con esperar más de lo que uno puede rendir. Quizá no se cumplan las expectativas, pero allí está la madurez del estudiante y la habilidad del orientador para replantear las metas.



Los caminos que se eligen dependen más de nuestro interior, de esa vocación que nos llama, llevándonos hasta la cima. Se debe cultivar un interior capaz de vencer las dificultades externas, las enfermedades, las contrariedades, los problemas. Si los padres logran este interior, transmitirán también a sus hijos en un espíritu de fortaleza que es el gran reto de la vida. Los padres tienen que amar la labor de formación de sus hijos para que lleguen a ser expertos en humanidad, dueños de si mismos, para poder luchar hacia ideales valiosos.

Sin embargo, el ser humano es un ser creado por Dios y solamente si cuenta con su apoyo, podrá resistir la frustración, reemprender de nuevo el camino y lograr las metas propuestas.

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