Desde tiempos inmemoriales, la discapacidad intelectual fue considerada como un estigma en las familias que tenían un miembro con este problema.
En Esparta ese tipo de niños fueron asesinados y en otras épocas se los utilizó como bufones de circo.
Luego, cuando la medicina experimental entró en vigencia, estos sujetos fueron y en algunos casos siguen siendo utilizados para la investigación. Los débiles, los negros, los indígenas y los discapacitados intelectuales, han sido víctimas de discriminación, exclusión y experimentación.
Aparecen luego los tests de inteligencia que clasifican y etiquetan a los seres humanos, negandoles la posibilidad de crecer.
Por último en nuestros días, la Asociación Americana de Discapacidades Intelectuales y de Desarrollo, cambia esta concepción. En primer lugar hay un cambio en la terminología, ya no se habla de retraso mental sino de discapacidad intelectual y además se explica que es una deficiencia en el funcionamiento y en la conducta adaptativa.
Es necesario investigar un sistema que con la ayuda tecnológica (TICS), softwares adecuados, audiovisuales, etc. Teléfonos móviles, Tabletas y desarrollando concomitantemente las habilidades sociales, se logre que las personas con discapacidad intelectual puedan desarrollarse e insertarse de forma lo más normal posible en el mundo laboral.
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